Fot: La Rotativa Cajamarca
*Artículo originalmente publicado en Noticias SER, el 19 de setiembre de 2018
Este 7 de octubre se desarrollarán en todo el país las Elecciones Regionales y Municipales 2018. Este proceso electoral se realiza en medio de una gran crisis política e institucional debido a los ya conocidos destapes por corrupción y a nuestra débil y desaprobada representación política. Pese a esto, Cajamarca – como cualquier otra región - cuenta con un contexto social y político propio. Lejos de las promesas y de la demagogia a las que el pueblo está acostumbrado escuchar, hoy los candidatos y candidatas al gobierno regional y a las más de 120 municipalidades provinciales y distritales, asumen el reto de construir, de manera concertada y participativa, una agenda real de cambio: pertinente y coherente a las necesidades y oportunidades del territorio. Una propuesta que debe reflejarse en sus planes de gobierno y que debe ser de conocimiento obligatorio para la toma de decisiones del millón de electores que definirán su voto.
Las candidaturas
El Jurado Nacional de Elecciones registra ocho listas inscritas al gobierno regional de Cajamarca, de las cuales cinco son de partidos nacionales y tres pertenecen a movimientos regionales; mientras que hay catorce listas inscritas para la municipalidad provincial. Sobre ésta última, la lista del movimiento político regional “Cajamarca Siempre Verde” se encuentra en calidad de improcedente. Respecto a las otras doce provincias de la región se llega a un total de 102 listas inscritas. Por otro lado, el número de mujeres postulantes a la gobernación (1 candidata de 8) y a las alcaldías (4 candidatas de 105) no llega al 5% del total. Este acontecimiento, sin embargo, al igual que otros temas como la alternancia, la cuota de género o la cuota nativa no han llamado la atención de la ciudadanía ni de los medios de comunicación. Nos encontramos nuevamente frente a una campaña mayoritariamente masculina, mientras que la participación política de la mujer pasa – como en procesos anteriores – por una total indiferencia.
De acuerdo a una investigación realizada por Gobierna – Observatorio de Vigilancia Ciudadana, la edad promedio de los candidatos al gobierno regional es de 50 años. Absalón Vásquez Villanueva, quien va por un tercer intento a la gobernación, ahora por el partido Podemos por el Progreso del Perú, es el candidato de mayor edad con 68 años, mientras que el más joven es Walter Benavides Gavidia del partido Alianza para el Progreso, con 36 años. Respecto a la experiencia, sólo cinco candidatos/candidatas han desempeñado cargos de elección popular: Porfirio Medina, quien se desempeñó como consejero regional y vicepresidente regional por el partido del MAS (Movimiento de Afirmación Social) durante el período 2014 – 2018; Lilian Cruzado, del Frente Regional de Cajamarca, quien fue elegida consejera regional para el período 2014 – 2018; Absalón Vásquez Villanueva fue ministro de Agricultura de Alberto Fujimori y elegido congresista en el año 2000; Mesías Guevara, militante del partido Acción Popular, elegido congresista para el período 2011 – 2016; y Jorge Rimarachín Cabrera, candidato por Democracia Directa, quien se desempeñó como congresista del Partido Nacionalista Peruano en el período 2011 – 2016.
Respecto a las sentencias, son tres los candidatos que figuran con esta descripción en sus hojas de vida. Así, Absalón Vásquez Villanueva cuenta con una sentencia de cómplice peculado en agravio del Estado. Sobre esto, Gerardo Távara, secretario general de la Asociación Civil Transparencia, manifiesta que muchos postulantes han encontrado en la ley un vacío por el cual hacer efectiva sus candidaturas pese a los delitos cometidos, pues si bien ésta prohíbe la postulación a los autores directos del hecho, no dice lo mismo para los cómplices, quienes encuentran una puerta abierta: “Al ver estos casos llegas a la conclusión que la norma que aprobó el Congreso no está siendo suficiente para ofrecer a la población mejores candidaturas”. Por otro lado, los candidatos Porfirio Medina y José Díaz Castillo mantienen una sentencia por alimentos.
Sobre las candidaturas al sillón municipal de la provincia de Cajamarca se cuenta con catorce listas inscritas, de las cuales doce son partidos políticos nacionales, y dos son movimientos regionales. Si bien este número es menor respecto a los comicios del 2014, donde se presentaron dieciocho candidatos, el número de postulantes habla también de la crisis partidaria que afrontamos y de la proliferación de movimientos regionales y locales que empezó años atrás, sujetos a intereses particulares y sin ningún tipo de articulación a un proyecto político local y regional de largo plazo. Las consecuencias se reflejan en la fragmentación del voto y en los casos de corrupción que se han identificado al interior de estas organizaciones, afectando también la capacidad de decisión de los electores y la percepción de legitimidad hacia estas agrupaciones políticas.
Al igual que al gobierno regional, sólo hay una candidata a la alcaldía de un total de catorce listas. Por otro lado, respecto a la experiencia en cargos de elección popular, tres candidatos ya se han desempeñado como alcaldes distritales: Teodoro Palomino Ríos, de Unión por el Perú, fue elegido alcalde del Distrito de Los Baños del Inca para el período 2014 – 2018; Jesus Julca Díaz de Somos Perú fue alcalde electo también del distrito de Los Baños del Inca en el período 2011 – 2014; y César Plasencia Díaz, del Movimiento de Afirmación Social (MAS), se desempeñó como alcalde del distrito de Jesús en el período 2014 – 2018. De acuerdo a lo declarado en sus hojas de vida ningún candidato tiene sentencias.
Cajamarca: problemas y oportunidades. El reto para los próximos cuatro años
Cajamarca llega a estos comicios con 1 millón 69 mil 605 electores, de los cuales el 51% son mujeres (542 mil 923) y 41% hombres (526 mil 682). Junto a La Libertad, Arequipa y Piura, Cajamarca es la región con más población electoral fuera de Lima (de acuerdo a la Dirección de Registros, Estadística y Desarrollo Tecnológico del JNE). Asimismo, es la región – según el Instituto Peruano de Economía, con uno de los índices más altos de ruralidad en el país.
Por muchos años, Cajamarca se ha proyectado hacia afuera como un territorio potencialmente rico y diverso por sus recursos naturales, sus suelos y geografía, su actividad agrícola, sus destinos turísticos y su patrimonio cultural. Se encuentra también el factor minero, claro está, pero aquí el tema es más complejo debido a la historia, los conflictos, el modelo de desarrollo económico, la responsabilidad de la empresa privada, las percepciones y la respuesta del Estado a la población. Este panorama particular configura hoy el ser y el sentir de esta región y, pese a que en este proceso electoral el tema ha sido muy poco abordado por los candidatos y candidatas, es necesario analizar y proponer una ruta sobre ello.
Entra en juego también el concepto de “crecimiento económico” que para muchos ha estado relacionado con la inversión privada y que no necesariamente ha significado una redistribución equitativa de los recursos generados por este sector. Por ejemplo hay que conocer el impacto del canon minero y en qué medida ha contribuido a reducir brechas y a mejorar la calidad de vida de la población. Tal como sostiene la especialista en gestión pública Teresa Santillán “no a todos nos llega el dinero. Y por otro lado, el ingreso económico no es sinónimo de calidad de vida”.
En estos momentos, explicar la complejidad del contexto político y social cajamarquino sobrepasa la dimensión netamente monetaria. El poblador tiene una percepción negativa de sus autoridades, de las gestiones y gobiernos de turno, y también de las empresas que han estado relacionadas a las industrias extractivas. Una de las causas es la decisión respecto al uso de los recursos públicos, donde se ha percibido un mal manejo y por tanto no se ha visto una inversión de calidad que atienda los diversos problemas, así como los espacios de oportunidad. Otro aspecto son las relaciones, las cuales han estado marcadas por un divorcio y distanciamiento entre la ciudadanía y sus autoridades. Hoy, un gran número de pobladores y ciudadanos llega a este proceso electoral siendo conscientes que hay muchos espacios y oportunidades que van más allá del modelo tradicional, pero ¿cómo hacerlo? Candidatos y candidatas es una tarea pendiente.
A raíz del conflicto y paralización del proyecto minero Conga en el 2011, Cajamarca entra en una etapa de crisis y redefinición no sólo económica, sino también política y social, lo cual sumado a las deficientes gestiones y a una débil articulación y coordinación entre los diversos sectores de la sociedad civil y sus autoridades se llega a puertas del bicentenario con problemas sociales y ambientales históricos que no se han podido resolver: cobertura de calidad de agua y saneamiento, conectividad vial, los altos índices de desnutrición crónica infantil en niños menores de cinco años (26%, el más alto después de Huancavelica), los pasivos ambientales no atendidos que ha dejado la actividad minera tras años de operación, la débil gestión para promover un trabajo articulado y tecnificado que fortalezca las capacidades del sector agrícola y ganadero, los altos índices de violencia contra la mujer, las altas tasas de analfabetismo, entre otros. A esto sumamos que Cajamarca se llevó este año el título a la región con más pobreza y pobreza extrema en el país.
Los candidatos y candidatas asumen por tanto el reto de ir tejiendo y construyendo alternativas partiendo primero del conocimiento del territorio. Para eso es necesario mirar hacia adentro. Los problemas y las necesidades están aquí. Las oportunidades y soluciones también.
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